El Futuro esta Bancarizado

 

En los últimos años, hemos escuchado más sobre la “bancarización” y las nuevas formas de pago para derribar las barreras que impiden la inclusión financiera en nuestro país. Generalmente, cuando se escucha este término, vienen a la mente estas palabras: institución, contratos y quizás incluso tarjetas de crédito. Si bien una parte de la bancarización funciona de esta manera, tiene un significado muy complejo que no podemos dar por sentado, o al menos no se puede simplificar.

La bancarización que queremos implementar en el país va más allá de un contrato financiero; se trata de acercar cada vez a más personas a la obtención de beneficios que el efectivo por sí solo no brinda y, con ello, ayudar a mejorar la economía informal de los micro y pequeños empresarios.

Este modelo les da acceso al crédito y planes de ahorro e incluso les brinda la oportunidad de obtener diferentes productos financieros que de otra manera no podrían obtener, permitiéndoles crecer y fortalecer sus activos comerciales. De hecho, gracias a la pandemia pudimos descubrir la importancia de contar con canales bancarios y la necesidad de fortalecer las alternativas de pagos digitales entre las micro, pequeñas y medianas empresas.

Con esto, podríamos decir que la incursión en bancarización solo puede ayudar a las instituciones

financieras y sus usuarios, pero sus beneficios se extienden aún más. El uso constante de los canales bancarios también mejora el crecimiento de la economía general del país, ya que se vuelven accesibles a un mayor número de personas. Además de esto, se crearían herramientas que garanticen la seguridad transaccional tanto para comerciantes como para clientes.
 

Lograr la inclusión solo concierne a los bancos; de hecho, las fintech también juegan un papel sumamente importante para lograrlo, desde la implementación de dispositivos de bajo costo que permiten la aceptación de diferentes métodos de pago hasta la creación de soluciones para facilitar el comercio electrónico. Este tipo de empresas juegan con la innovación de los sistemas financieros, llegando incluso a los comerciantes más pequeños y ayudándolos a impulsar su crecimiento.

Mucha gente teme a la bancarización por los mitos que la rodean, además de por la desinformación. La visión colectiva sobre los bancos no ayuda a disminuir estas leyendas, y lo único que hace es evitar que millones de personas disfruten de los grandes beneficios que ayudan a las empresas. Uno de los mitos más populares, por ejemplo, es la desaparición del efectivo.

Para ser honestos, podemos predecir una larga vida para el uso del efectivo, ya que aún no es posible introducir la tecnología requerida en todos los rincones del país, por lo que no podemos prescindir totalmente de ella. También tenemos empleadores que continúan entregando sobres de dinero como pago por mano de obra, y cientos de servicios como el transporte generalmente se pagan con monedas del cambio que conservamos de pagos en efectivo anteriores.

Aunque el efectivo es accesible y básicamente es el método de pago nacional, tiene algunas desventajas, como cuando una persona está sujeta a una estafa; no existe una entidad que los ayude a recuperar su dinero si no hubo contrato o prueba de la transacción. Lo mismo ocurre en caso de pérdida o robo.

Como todas las acciones que provocan cambios, siempre habrá muchas dudas y, sobre todo, incertidumbre de lo que pueda venir. Pero así como varios elementos cotidianos han evolucionado con el tiempo, también debe hacerlo nuestra forma de pensar y crecer.

Todavía nos queda un largo camino por recorrer para considerar a México como un país completamente inclusivo financieramente, pero estoy seguro de que muchas empresas, como lo hizo Sr. Pago desde el principio, compartirán este objetivo como una prioridad absoluta. Sigamos impulsando el uso de la tecnología a cualquier escala empresarial y hagamos de México un país con mayor acceso para todos.

Enrique Marú